Toth

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La Sabiduría no es Conocimiento; sino saber aplicar correctamente el Conocimiento

NOTA DEL EDITOR

SI ESTÁN LEYENDO ESTAS PALABRAS DE BIENVENIDA SIGNIFICA QUE ENTRARON A MI BLOG. EN ÉSTE INTENTO DE REVISTA CULTURAL SE PUBLICARÁN CON FRECUENCIA UNA GRAN DIVERSIDAD DE ARTÍCULOS. NOS INTERESAN LAS OPINIONES DE LOS VIAJEROS QUE SE DETIENEN EN ESTE OASIS PARA REFRESCARSE EN LA SABIDURÍA DE SUS AGUAS.

29 de diciembre de 2009

MAS DETALLES SOBRE LA FUGA DE ELAL

LOS PLANES DE NÓSHTEX

Sentado en la entrada de su cueva, Nóshtex meditaba los terribles proyectos que bullían en su cabeza. Hacia el anochecer llegó Máip, uno de los tres Malos Espíritus, arrastrándose entre los matorrales y sopló su aliento helado sobre un pajarillo posado en una rama. El ave cayó muerta y el gigante, al ver eso, resolvió que se desharía de Teo. Antes de morir el ave puso un huevo y el gigante se dio cuenta de que aun cuando la nube muriese, bien podría quedar vivo su hijo. Ya a la luz de la Luna, pasó un zorro y al ver al pajarillo muerto se lo comió de un bocado; husmeando entre los pastizales encontró el huevo y se lo engulló también. El gigante, ante esta señal, ya sabía qué hacer: mataría a la Nube Teo y devoraría a su propio hijo para terminar con la promesa de Kóoch.

Cuando finalmente el gigante Nóshtex terminó con la vida de Teo, calculó que estaba próxima la hora del amanecer; y temiendo que pudiera ser encontrada corrió hacia la entrada de la gruta y arrojó a Teo a los confines del firmamento pero la sangre salpicó a los mellizos, frutos del Sol y la Luna, tiñendo de un rojo intenso el Amanecer y el Ocaso.
Cuando descubrió que su hijo había desaparecido cavó con sus manos las galerías subterráneas de su caverna. En vano el monstruo gritó sacudiendo la tierra, sólo logró que se le gastaran las manos y los brazos.
Elal estaba a salvo bajo la protección de Terr-Werr. Según los relatos de los ancianos venerables de las tolderías Tehuelches, en la Isla Legendaria la magia prosperaba sin límites. De ahí que un roedor llamado Terr-Werr pudo salvarle la vida a Elal y hoy ese ratón es más conocido por su apodo de Tuco tuco.
A partir de aquel entonces, Terr-Werr se convirtió en algo así como la "abuela" del niño. En él volcaba su cariño y atención, ya que desde hacía tiempo nadie vivía con ella. Terr-Werr no tardó en darse cuenta de que aquel no era un niño común. A los dos meses de vida ya sabía comer solo y al año, conversaba fluidamente con la "abuela". Elal crecía con rapidez y a Terr-Werr se le hacía más difícil mantener al niño en la cueva. Tenía que sacarlo de ahí sin que el gigante supiera de su existencia.

LA OSCURIDAD VIENE EN AYUDA DEL GIGANTE

Dos años habían pasado desde que Elal salvó su vida. La "abuela" notaba cómo se convertía en un fuerte hombrecito que poseía cualidades fuera de lo común: era un ser mágico. A los tres años, Elal salió de la cueva y se encontró con el gigante Nóshtex quien hizo el intento de atraparlo, pero Elal era más rápido y escurridizo que su padre. Nóshtex bramaba su desgracia en lo más profundo de su caverna. Tanto gritó el gigante que toda la isla tembló.
Tons, la Oscuridad, escuchó los gritos de su hijo y esa misma noche se acercó a la cueva del monstruo. Estaban dispuestos a impedir que se cumpliera la promesa del todopoderoso Kóoch. Envueltos en un manto de frío se reunieron los seres malvados de la isla. Estaban Tons, Kélenken y Máip, los Malos Espíritus gemelos y su hermano Axshem; tampoco faltaban Nóshtex y Gosye, los gigantes terribles. Tons, la madre de todos, distribuyó tareas específicas a cada uno de sus hijos. Kélenken y Máip, como hijos preferidos de la Oscuridad, deberían actuar siempre juntos, uno prepararía el camino para la acción dañina del otro; en tanto que Axshem actuaría solitario, desligado por completo de la acción de sus hermanos gemelos, y Gosye perseguiría sin descanso a Elal.
Terr-Werr se enteró de la conspiración, oyendo desde sus galerías las frías palabras de la Oscuridad. Alarmada, decidió llevarse al chico lejos de ahí. Al amanecer, Tons se alejó presurosa de la isla dejando a sus hijos para que se deshicieran del niño-dios.

AQUELLA MEMORABLE REUNIÓN

Mientras Elal dormía, su "abuela" no dejaba de imaginar como lograría eludir los peligros que acechaban a su nieto. Calmando la ansiedad, y a escondidas del gigante, se acercó a la entrada de la cueva y desde ahí clamó al Viento por ayuda. Tuc-tuc... tuc-tuc... tuc-tuc...
Presuroso y de un soplido, Xóshem acudió a la presencia del Tuco tuco. Enterado de los planes de la Oscuridad, el Viento le sugirió que reuniera a los habitantes de la isla a fin de que entre todos hallaran una solución para salvar al niño. Se alejó prometiendo avisar al Chingolo, de modo que juntos pudieran organizar la partida de Elal.
Kíken, el Chingolo, fue el primer colaborador que tuvo el Tuco tuco cuando inició las consultas con los demás animalitos y fieras de la isla. Mientras se dirigía a la laguna, Terr-Werr le pidió al Chingolo que llamara sigilosamente al cisne. El sencillo Kíken cumplió eficazmente su misión, con gran alegría de la "abuela" del niño.
En la laguna, Terr-Werr debatió con sus amigos los pasos a seguir para salvar a Elal. Mucho se habló sobre la mejor manera de esconder a Elal, pero ninguno de los presentes ofreció una solución. El debate se interrumpió con la llegada de Kíus, el Chorlo, proponiendo algo. Sugirió a los asistentes de la asamblea que Elal debía ser llevado a una lejana tierra "cubierta de hielo y nieve". El Chorlo era la única ave que conocía la existencia de aquella tierra. Todos los presentes se alteraron ante la ocurrencia de dejar abandonado al niño en una tierra desconocida y lejana. Surgió entonces la idea de acompañarlo.
En aquella memorable reunión, Goin, el Puma, fue una de las fieras que rehusó colaborar en la preparación de la fuga de Elal, actitud que imitaron los gatos, por esa razón estos animales fueron considerados enemigos de todos los seres. Aunque no colaboraron, tampoco entorpecieron la huida.
Terr-Werr dispuso que los animales que quisieran ir con el niño debían estar junto a la laguna a la mañana siguiente; no había tiempo que perder. El Tuco tuco envió a cuatro mensajeros a buscar a las aves que realizarían el vuelo con el pequeño Elal.

PRIMER MENSAJERO:
WÉKESHKA, EL ZORRINO

El Zorrino fue uno de los elegidos por Terr-Werr, quien lo despachó en procura del Cauquén, al cual debía informarle que el niño mágico ya estaba listo para emprender el viaje y alejarse de la isla.
Alegre partió el Zorrino, y un gigante, molesto de verlo tan contento lo detuvo para preguntarle los motivos de tanta alegría. Wékeshka, como se llamaba el Zorrino, asustado, tras algunas vacilaciones, sintió miedo al cerrarse la noche y confesó los motivos de su contento y la misión que la "abuela" de Elal le había encomendado.
Mientras contaba los pormenores de la fuga fue oído por la Lechuza, que acababa de retirarse de la asamblea, disgustada con el Tuco tuco por no haberla elegido para llevar al niño divino a su nuevo hogar. Como Amen, la Lechuza, tenía el privilegio de ver en la oscuridad, distinguió al Zorrino temblando de miedo y contándole todo al gigante. Amen voló de regreso a la asamblea y comunicó a todos los reunidos de la traición de Wékeshka. La indignación fue unánime y la condenación terminante. Apenas Elal se enteró del episodio, el pequeño y hermoso Zorrino fue rodeado de ese insoportable olor que delata su presencia a grandes distancias. Desde aquel triste episodio todos huyen de él, y por esa causa no tiene un solo amigo.
Arrepentido de su falta, Wékeshka trata de saldar su deuda y por ello, a pesar de su insignificante tamaño, es el único animal que enfrenta al hombre y lo ataca tratando de hacerle llegar su nauseabunda rociada, convencido de que vuelve a encontrarse con un gigante que le intercepta el paso hacia el Cauquén.

SEGUNDO MENSAJERO:
MEXEUSH y PÁTENK (EL CHOIQUE y EL ZORRO)

En aquellos momentos cruciales para la vida de Elal, otra ave fue designada para remontar el vuelo junto al legendario héroe: Mexeush, el Choique o Ñandú. Para ubicarlo fue enviado Pátenk, el Zorro. Por entonces, Mexeush podía volar al igual que el Cóndor y las demás aves. Con alas grandes y poderosas surcaba el cielo con gran belleza. Sin embargo, perdió ese privilegio porque en vez de remontar vuelo cuando el Zorro le avisó que lo aguardaban en la orilla de la laguna, el Choique decidió ir utilizando sus piernas en vez de sus alas porque le tenía miedo a uno de los gigantes que lo observaba.
Elal, molesto, al enterarse de los motivos de su tardanza, le quitó para siempre el privilegio de volar. Era este el castigo impuesto al Choique, por haberse negado a volar cuando la seguridad del héroe lo exigía.
A su vez, el Zorro, que sorteó obstáculos para llevar el mensaje al ave, enterado del fracaso de su misión, se convirtió en el más grande enemigo de Mexeush, el Nandú. De esta manera, el Choique debió cambiar la seguridad del vuelo por la velocidad en la carrera, la resistencia a la fatiga y la habilidad para eludir al enemigo que lo persigue. Desde aquel episodio, el Zorro y el Nandú son enemigos irreconciliables.

TERCER MENSAJERO:
KÁPENK-OCH, EL PECHO COLORADO

La mañana de la partida, Terr-Werr le encomendó a Kápenk-och, que distrajera con su canto a un gigante, mientras el niño aguardaba el momento de partir. El monstruo ordenó callar a la tímida avecilla, pero esta siguió cantando tal cual se lo había ordenado el Tuco tuco, hasta que Elal se alejó lo suficiente.
El gigante, molesto por el hermoso canto del ave, le arrojó una espina que fue a hundirse en medio del pecho del pájaro. Su grito de dolor fue oído por Elal y cuando Kápenk-och llegó a la laguna con el pecho ensangrentado, la divina criatura no sólo curó la terrible herida, sino que también hizo que las plumas del pecho, manchadas de sangre, conservaran para siempre su hermoso color que, desde entonces, lo destaca de las demás avecillas; desde esa lejana época Kápenk-och luce orgulloso tan característica insignia y es conocido como “El Pecho Colorado”

CUARTO MENSAJERO:
EL PICHE y EL FLAMENCO

Annon, el Piche, fue el cuarto mensajero enviado por la "abuela" del niño para localizar al ave que faltaba: el Flamenco. Pero el Piche no cumplió con su cometido con la rapidez que se necesitaba. Annon se encontró en el camino con un gigante; creyendo que lo seguía fingió husmear la tierra para despistarlo y ocultándose entre los pastizales eludió a su peligroso observador. Apenas el Piche pudo llegar hasta el Flamenco, este remontó el vuelo de inmediato pero cuando llegó a la laguna, el Cisne ya había ocupado su lugar y Elal estaba ubicado sobre la espalda del ave.
Tanta fue la tristeza que embargó al fiel Flamenco que Elal, compadecido de su pena, hizo que las blancas plumas que hasta entonces lucía el ave, adquirieran los colores del Alba. Aunque tal privilegio no le quitó al Flamenco su pena, pues desde entonces sigue viviendo solitario y enigmático, oculto en las lagunas lejanas.

La partida de Elal, Terr-Werr y los demás colaboradores del héroe, fue exitosa; y así se iniciaban sus aventuras. Al grito del Cisne, la laguna se estremeció despidiendo para siempre a sus queridos moradores.
“¡¡El-Ha!! ¡¡El-Ha!!", gritaba el cisne Kóokne. Tras él, por aire, tierra y mar, varias aves, animales, y peces abandonaban la Isla Legendaria para poner a salvo al semidios, hijo de la nube Teo y el gigante Nóshtex.

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